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viernes, 4 de septiembre de 2015

Canción tradicional y mensaje educativo

Documentándome sobre la canción Antón Pirulero, sobre la que he realizado un juego en Html5, he descubierto que su antigüedad está bastante documentada. Aquí se puede consultar una completa entrada.

La letra actual de la canción describe de forma impecable las instrucciones de un juego de corro. Sin embargo,   una de las letras iniciales de esta canción, también empleada para esta variedad de juego,  tiene que ver con la notoriedad que adquirió el citado Antón nada menos que por el asesinato y descuartizamiento de su mujer. Un crimen de violencia de género, vamos.

Antón, Antón, Antón Perulero / 
mató a su mujer, la hizo pedazos / 
la sacó a vender por cuatro dineros /
la gente decía: oh! qué buen carnero/
y era la mujer de Antón Perulero.

No es la única canción tradicional infantil con una letra terrible  sobre este mismo tema. Recuerdo que una canción muy simple que me enseñó mi madre y que si no fuera por la letra sería perfecta para introducir la negra con puntillo y corchea, decía así:

El verdugo Sancho Panza
ha matado a su mujer
porque no le da dinero
para irse, para irse al café.

Kodaly decía que la canción tradicional es la lengua musical materna. Si esto se puede considerar válido para melodías y ritmos, habria que aceptar también que muchas de las letras de esas mismas canciones condensan los principios ideológicos dominantes metidos de tapadillo, con una evidente función de transmisión adoctrinante. Los niños cantábamos mil veces estos mensajes con la misma indiferencia acrítica con la que nos creíamos el cuento de los Reyes Magos. 

Un debate recurrente en estos temas es el del respeto a la tradición. Con frecuencia he tenido discusiones sobre la licitud del cambio de una letra tradicional que presuntamente es sagrada, y que debe conservarse aún cuando propague valores en abierta contradicción con los que hoy defendemos. Esta postura se ve reforzada por el hecho de que una de las funciones de la educación musical básica es precisamente preservar la memoria de la  canción tradicional.

Frente a esto creo que cabe oponer dos argumentos: por un lado, la canción popular es dinámica, como toda tradición oral, y registra infinitas variaciones melódicas, rítmicas y de letra tanto en el tiempo como geográficamente. Pero mucho más importante es ser conscientes de los mensajes que enviamos subliminalmente, ocultos en letras aparentemente inofensivas, que esconden posiciones sexistas, racistas o insolidarias. Proponer la modificación o incluso la invención de nuevas letras es una forma de reinventar la tradición y realizar, al mismo tiempo, un imprescindible  examen crítico de  ideologías que  ya no merecen soporte alguno.

lunes, 30 de mayo de 2011

Pasqual Pastor

Hay una categoría de personas a las que nunca puedes imaginarte inactivas, y a las que la palabra jubilación, con su inevitable matiz de retirada de la circulación, no es aplicable sin que te se te produzca una intensa sensación mental de irrealidad. Y si una persona puede ser el paradigma de esta categoría, ese es Pasqual Pastor. Así que si voy a decir que Pasqual Pastor se jubila, lo que quiero decir es que con toda probabilidad pasa a otro nivel de actividad en tiempo y lugar, y que esa será  con seguridad tan intensa y fructífera como ha sido la que, al menos,  conozco yo y como yo varios cientos de maestros de música en los últimos veinte años.
Porque, haciendo ahora ese siempre desconcertante recuento de los años, hace más de veinte que conocí a Pasqual. En aquellos tiempos, finales de los ochenta y primeros años de los noventa, se iniciaba uno de esos capítulos que marcan los cambios importantes en la educación: la normalización de la Educación Musical en la escuela pública. Por primera vez, esta posibilidad, reservada a la educación ‘bien’ de algunos colegios selectos se colaba, para instalarse ya sin retroceso posible, en el curriculum educativo del sistema escolar. Pasqual tenía a su cargo esta responsabilidad en el País Valencià, y la cosa no podía estar en mejores manos. Para poner en marcha el programa Música a l'Escola  contaba no solo con ideas claras, una considerable experiencia y un apabullante equipamiento conceptual sino, sobre todo, con esa capacidad de liderazgo capaz de convertir hasta a un grupo de modestos maestros funcionarios en  un colectivo de juramentados  entregados a una misión. Los que tuvimos la suerte de participar en esos primeros años, cuando las cosas arrancan con la frescura y la fuerza de aquello que está por construir, llenábamos el depósito con la poderosa convicción  que desplegaba Pasqual en sus charlas, y sobre todo, con el contagioso entusiasmo de su acción.
El sábado pasado nos reunimos casi dos centenares  de amigos para celebrar la jubilación de su puesto en el servicio de formación del profesorado, en el que en esta época difícil resistía desde hace años con su tenacidad característica. Fue en una fiesta inolvidable en la que, como no podía ser menos, la música fue junto a él la protagonista y el afecto el material esencial. En estos tiempos de resistencia, en los que hemos de sufrir los huecos discursos políticos sobre la importancia de la educación de aquellos que la desmantelan con ignorancia y mala fe a partes iguales, es reconfortante un encuentro como este,  en el que en pie saludas y brindas, con Mozart presente, por supuesto, una ejecutoria educativa honesta, clara, limpia y brillante como la de Pasqual. Y no digo jubilación, porque no me creo tal cosa. Gràcies, mestre!

martes, 1 de febrero de 2011

Bricolaje musical: el pentagrama de mesa

Marc amb nou anys practicant amb sol - mi - la ;-)
Para que no todo  sean electrones girando locamente en microcircuitos, recupero esta antigua entrada,  la primera que introduje en el "Rincón Didáctico" de la web de Aulodia, Asociación de Profesores de Musica de la Comunidad Valenciana, de la que fui creador y administrador de 1998 a 2005, más o menos. La entrada es de 1998. Este recurso es, por supuesto, absolutamente analógico, pero tiene como contrapartida la ventaja de que no se cuelga nunca (precursor del IPad, por tanto).

El pentagrama de mesa, ideado por Maria Montessori (1870-1952) es un recurso muy conocido y útil para la iniciación en la lectoescritura musical de los niños más pequeños. Tiene como indudables ventajas el atractivo de ser un recurso manipulativo, con posibilidad de múltiples actividades de corrección rápida. Como desventaja, el tiempo que se tarda en repartir y luego en recoger las hojas pautadas, las chapas u otros objetos que empleamos como notas... Demasiado para un horario tan ajustado como el que desgraciadamente es común en Educación Musical.
El modelo que proponemos , que puede ser fabricado perfectamente con ayuda de los alumnos más mayores, tiene la ventaja de integrar el pentagrama y las "notas" en un solo artilugio. Las notas corren a lo largo de hilos de nylon sujetos entre los extremos del pentagrama. Es sencillo de distribuir y de usar. Resuelve además de forma automática la dificultad que supone al principio para algunos niños la escritura de las notas de izquierda a derecha.

Actividades
  • Colocación de notas en líneas o espacios
  • Colocación de notas con nombres dictados por el maestro/a
  • Un niño inventa una combinación y la canta. Los demás colocan el esquema cantado.
  • Inventar una combinación dando una consigna (solo grados conjuntos, solo un ámbito determinado, etc) y cantarla a continuación.
  • Dictados breves
  • y todas las que la imaginación permita
Confección:
El mejor material de soporte es el llamado "trasera de melamina blanca", un material de aspecto acartonado que tiene una delgada capa de melamina blanca por una de las caras. Puede encontrarse en almacenes de bricolage en planchas de 1.20 x 2.44. En muchos de estos almacenes realizan el corte gratuitamente. Pediremos que nos lo corten en tableros de aproximadamente 34x28 cm, lo que nos permitirá obtener 28 tableros.
Para las notas emplearemos redondeles de fieltro adhesivo de los que se emplean para colocar en las patas de los muebles. El diámetro más adecuado es de unos tres centímetros.
De acuerdo con este tamaño dibujaremos con rotulador las cinco líneas negras del pentagrama y una línea fina de color para el "do". Practicaremos a continuación con taladro seis agujeros (de 1'5 mm) a cada lado para que pase el hilo de nylon.
Con una aguja de coser e hilo de nylon pasaremos el hilo tal como se ve en el dibujo, atravesando con la aguja las "notas" de fieltro por su diámetro, de forma que éstas puedan deslizarse a lo largo del hilo. Finalmente tensaremos y ataremos los dos extremos por la parte trasera Un marco protector de cinta aislante puede proteger el borde de golpes y embellecer el resultado.
Nota final: Una versión electrónica de este artilugio puedes encontrarla aquí.

miércoles, 26 de enero de 2011

Elogio del Atari 1040 ST

Aprovechando un paro forzoso he podido reformar el blog e incorporar una nueva categoría, que llamo miscelánea a falta de una idea mejor. Me parece que debo iniciar esta serie dedicándola a mi primer ordenador, un viejo amigo que no he tenido el valor de tirar.

Hacia finales de 1987 me compré, por el astronómico precio de 70.000 ptas de entonces, un Atari ST 1040 de segunda mano. Mientras en los primeros PCs parpadeaban los caracteres en fósforo verde, esta maravillosa máquina  hacía correr  el Cubase arrancando desde un disco de 3 1/2 (el término 'disco duro' aun no habia sido ni inventado) y mandaba y recibia música de los sintes a través de su entrada/salida MIDI integrada en la máquina. Mis amigos se quedaban con la boca abierta viendo la elegancia de su interfaz basada en ventanas, reservada entonces a los carísimos Mac o Amiga Commodore. Aún faltaban varios años para que los PCs empezaran a integrar toscas tarjetas de sonido e imitar, con un despliegue de recursos igualmente torpes, las hazañas que el 1040 llevaba tiempo mostrando al mundo.
En la primera mitad de la década de los 90, Atari se apropió del mundo de la música tanto como el Mac lo hizo de la autoedición y Amiga del mundo de la imagen. Un Atari 1040 controló las luces de escenario y los sintetizadores de la gira de Madonna de principios de los 90, y su presencia era obligada en los estudios profesionales de todo el mundo.
La robustez de su sistema era a prueba de bomba. Un amigo me decía que le podías poner un zapato que te lo leía. Muchas de las secuencias midi que aún utilizo fueron inicialmente hechas con esta máquina. Y si lo guardo no es sólo por nostalgia; no descarto que en cualquiera de los fallos que se producen en las máquinas que nos envían ahora, me decida a desempolvarlo, a enchufarlo, y reciba la vieja y familiar bienvenida del TOS, su sistema operativo, que me saluda como si tal cosa casi veinte años después.